Hace mucho tiempo leí un poema de Jalil Gibrán, de nombre El Perro Sabio... En él, algunos gatos soñaban con el día en que del cielo llovieran ratones, y el Perro Sabio hacía lo propio al pensar que lloverían huesos (sueño de algunos arrastrados)...
En ciertas estaciones del año, en especial entre el otoño e invierno, yo he descubierto que lo que llueve del cielo, no son ratones, ni huesos, llueven pájaros, de todos tipos, de todos colores, con cantos, con zumbidos, atraviesan el cielo como olas con alas, con destreza, agilidad, y una fascinante perfección...
Cada que veo una parvada de pájaros, me doy un tiempo para observarlos, como si intentara contarlos y me hagan sonreir....
