martes, enero 02, 2007

AMIGOS MÍOS

Amigos míos, si durante mi ausencia vieran a caso pasar a mi amada, pidan silencio general. Después señalen hasta el infinito.

Ella debe ir como una sonámbula envuelta en un hálito de tristeza porque sus ojos sólo verán mi ausencia.

Ella debe ser ciega a todo lo que no sea mi amor, este indecible amor que vive encerrado en mí como en un cárcel, mirando su rastro.

Si fuera de tarde, compren y deshojen rosas a su melancólico paso, y si pudieren, entonen cantos primos, que cese totalmente el tránsito y callen los claxons de modo que se oiga largamente el ruido de sus pasos.

Amigos míos, junten las manos para rezar y rueguen, no importa a qué credo o divinidad, por el bienestar de mi gran amada durante mi ausencia, porque su vida es mi vida, mi muerte es su muerte.

Si es posible, suelten palomas en cantidad suficiente para que entorno a ella se haga la suave penumbra que tanto le gusta.

Si cerca hubiese un tocadiscos, pongan Nocturno en Si Bemol de Chopin, y si acaso se pusiera a llorar, amigos míos, recójanle las lágrimas en pequeños frascos de ópalo que deberán enviarme regularmenete por valija diplomática.

Amigos míos, hermanos míos, les pido a ustedes y a todos los que aman mi poesía.


Vinicius De Moraes
(1913-1980)